El deporte es vital para la salud de los niños

El deporte y la actividad física adecuada contribuirán al desarrollo integral como persona desde las primeras etapas de la vida del niño. Es necesario destacar que las primeras etapas de nuestra vida son las ideales para iniciar la actividad física, porque el ejercicio físico no sólo aporta ventajas a nuestro cuerpo sino también a nuestro psiquismo.

 

La práctica deportiva debe tener características enriquecedoras y de realización personal y si el pequeño la disfruta es señal de que la actividad está diseñada para él. Sin embargo, si manifiesta aburrimiento es signo de que no está disfrutando el deporte. En este caso se hace necesario averiguar las razones.

El ejercicio ayuda a socializar, a divertirse, a aprender a jugar formando parte de un equipo, a desarrollar cualidades y valores. Los niños que realizan actividad física, toman contacto con su cuerpo, cuidan su alimentación y se preparan para ser adultos activos.

La práctica del deporte ayuda a prevenir la obesidad infantil y, ciertos deportes, inculcan en los pequeños una serie de valores esenciales en la vida, como la disciplina, el trabajo en equipo y la importancia del esfuerzo y el sacrificio en la obtención de cualquier objetivo.


1. Beneficios generales del deporte en niños y jóvenes


 

Sabemos desde hace tiempo que el deporte tiene muchos beneficios en niños y jóvenes, puesto que influye en la educación, la socialización, evita comportamientos peligrosos, permite lograr confianza en uno mismo y una buena salud física. Muchas de las características que los jóvenes adquieren cuando practican algún deporte se mantienen a lo largo de toda su vida. Por ejemplo, la disciplina y el respeto de las normas. En otros casos, sin embargo, los beneficios del deporte son temporales y habrá que practicarlo a lo largo de toda la vida para mantenerlos. Un claro ejemplo de ello es la influencia del deporte en la salud.

Los efectos del deporte en la salud van casi siempre unidos al ejercicio físico. Por ello, cuando hablamos de los beneficios del deporte y de sus efectos positivos, mencionamos en primer lugar los beneficios del ejercicio físico sobre la salud. Dado que para mantener un buen estado de salud la práctica deportiva debe ser continuada, lo ideal sería que los niños y jóvenes se habituaran a realizar actividades físicas regularmente. Si de joven solamente se hace deporte para competir o lograr un mayor rendimiento, existe un gran riesgo de dejar el deporte (y la actividad física en general) cuando se deja de mejorar o cuando no se alcanzan los objetivos marcados. Además, también hay niños y niñas a los que no les gusta competir, por lo que sería conveniente plantear a todos los jóvenes ejercicios físicos que no estén relacionados con la competición y que puedan seguir practicando a largo plazo.

El objetivo de este trabajo no es analizar la reducción en la práctica de actividades físicas según los niños van creciendo, sino mencionar algunos datos que podrían ser interesantes a la hora de determinar la importancia de la constancia. Por ejemplo, se ha observado que entre los 14 y los 16 años el sedentarismo aumenta de forma alarmante, antes en las chicas que en los chicos, lo que se refleja en una reducción importante en el número de licencias deportivas. Como se ha mencionado anteriormente, el efecto del ejercicio sobre la salud es reversible, por lo que este dato nos parece bastante preocupante.

El ejercicio físico influye principalmente en cinco ámbitos que estudiaremos individualmente.

 

 

 

 


2. Efectos del ejercicio en el sistema circulatorio

 

Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en la sociedad occidental. No obstante, la práctica de alguna actividad física reduce considerablemente la posibilidad de sufrir alguna enfermedad de este tipo. El ejercicio físico tiene una clara influencia sobre la función cardiaca, aumentando el volumen y la fuerza del corazón y mejorando su capacidad de contracción. Esto resulta de vital importancia más adelante, ya que un corazón fuerte nos ayudará a superar los problemas cardíacos que se presenten en la edad adulta y en la vejez. El ejercicio físico continuado permite una mayor vascularización, de forma que el oxígeno y el alimento llegue antes a los músculos. Por otra parte, el paso del tiempo trae consigo el engrosamiento y endurecimiento de las arterias (arteriosclerosis) y la acumulación de grasas, lo cual provoca un estrechamiento del paso por los capilares. A este respecto, estudios realizados recientemente indican que el ejercicio físico continuado retrasa la aparición de la arteriosclerosis.

Tal y como hemos mencionado anteriormente, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad en los países ricos. La hipertensión es un factor de riesgo importante en la aparición de estas enfermedades. Actualmente sabemos que el ejercicio físico regular tiene una gran importancia en el tratamiento y en la prevención de la hipertensión. El efecto del ejercicio físico en la prevención de la hipertensión puede observarse ya en la juventud. Nuestro grupo de investigación ha observado que los jóvenes que practican deporte en el bachillerato presentan una tensión arterial más baja que aquellos que son sedentarios. Es decir, los jóvenes con una mayor capacidad aeróbica tienen una tensión arterial inferior. Esto indica que los beneficios del ejercicio físico se producen desde la juventud y que, para mejorar el sistema cardiovascular, el ejercicio realizado debe ser de larga duración y de intensidad media-baja (por ej.: andar en bicicleta, salir al monte, nadar, etc.). Para quienes están en buena forma, una carrera larga puede ser recomendable, pero este ejercicio puede resultar demasiado duro para muchos.

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3. Efectos del ejercicio en el sistema músculo-esquelético

 

 

Huesos y músculos representan el mayor porcentaje de nuestra masa corporal. Gracias a ellos podemos movernos y mantener la posición. Si nuestros huesos o músculos pierden fuerza, los movimientos se entorpecen y, si la pérdida de fuerza es importante, como ocurre durante la vejez, podemos perder la posición vertical frente a cualquier obstáculo.

En la vejez, como consecuencia de una caída, podemos rompernos la cadera, algo que provoca una gran mortalidad. El ejercicio físico tiene un efecto importante en el desarrollo muscular, por lo que, si durante la juventud logramos un adecuado desarrollo muscular, podremos llegar a la vejez con más fuerza. Además, recientes estudios han demostrado que existe una relación directa entre la forma músculo esquelética y la independencia funcional.

Quienes practican deporte en su juventud poseen un porcentaje muscular mayor que los sedentarios. A la hora de mantener la fuerza adquirida de joven, o al menos no perderla demasiado, habrá una gran diferencia entre quienes practiquen ejercicios de mantenimiento y quienes no hagan nada. Éstos últimos perderán fuerza rápidamente, mientras que los primeros reducirán considerablemente la velocidad de pérdida de fuerza. Al envejecer, también vamos perdiendo densidad ósea, lo que puede provocar roturas de huesos que, a su vez, pueden tener consecuencias graves. Para prevenir la osteoporosis también resulta importante seguir una buena dieta y practicar ejercicio. Conviene tomar alimentos ricos en calcio y realizar alguna actividad física que aumente nuestra densidad ósea. Para convencernos de los efectos beneficiosos que el ejercicio tiene sobre la densidad ósea, basta echar un vistazo a los huesos de las gallinas de caserío o de granja.

 

 

Si hacemos ejercicio en la infancia y en la juventud, llegaremos a la vejez con una mayor densidad ósea, paliando de esta forma la desmineralización ósea que se produce en edades avanzadas.

Los ejercicios más recomendados para aumentar la densidad ósea son aquellos que se hacen contra la gravedad o con alguna resistencia. Los jóvenes realizarán carrera, saltos y andarán. Los mayores se concentrarán en éste último ejercicio. Los ejercicios de musculación también permiten aumentar la densidad ósea. En cualquier caso, cabe mencionar que si realizamos demasiado ejercicio y llevamos una dieta escasa, los efectos serán contraproducentes ya que estaremos aumentando la desmineralización ósea. Esto suele ocurrir en el caso de chicas que deben controlar su peso y que realizan un ejercicio físico exigente. A menudo controlan la dieta de forma tan estricta que llegan a sufrir carencias nutricionales. Dichas carencias se reflejarán en cambios hormonales, llegando incluso a provocar amenorrea y reducción de la densidad ósea.

 


4. Efectos del ejercicio físico en la obesidad y en el control de lípidos en sangre

La obesidad y el exceso de peso son dos problemas muy extendidos entre niños y jóvenes. Más del 25% de los jóvenes que acceden a la Universidad del País Vasco tienen sobrepeso y más de un 5% son obesos. Estos datos son aún más preocupantes en Estados Unidos. Los causantes de esta epidemia son: por una parte, el cambio de hábitos alimenticios y, por otra parte, la reducción del ejercicio físico entre niños y jóvenes. La práctica de un ejercicio físico continuado permite combatir la obesidad. Según las investigaciones llevadas a cabo por nuestro grupo, el ejercicio físico tiene una gran importancia en este sentido, ya que: a) quienes hacen ejercicio tienen una forma aeróbica mejor y presentan un menor porcentaje de grasa, y b) quienes hacen ejercicio presentan una relación inversa entre kilocalorías ingeridas y porcentaje de grasa, ya sean chicos o chicas. Es decir, que quienes más comen están más delgados que quienes comen menos. En nuestra opinión, este contrasentido se debe a que quienes más comen son los que más ejercicio hacen. Hemos observado la misma relación entre la energía ingerida por futbolistas jóvenes y algunos lípidos en sangre: los que más comían presentaban un mejor perfil lipídico.

La obesidad y el exceso de peso son dos problemas muy extendidos entre niños y jóvenes. Más del 25% de los jóvenes que acceden a la Universidad del País Vasco tienen sobrepeso y más de un 5% son obesos. Estos datos son aún más preocupantes en Estados Unidos. Los causantes de esta epidemia son: por una parte, el cambio de hábitos alimenticios y, por otra parte, la reducción del ejercicio físico entre niños y jóvenes. La práctica de un ejercicio físico continuado permite combatir la obesidad. Según las investigaciones llevadas a cabo por nuestro grupo, el ejercicio físico tiene una gran importancia en este sentido, ya que: a) quienes hacen ejercicio tienen una forma aeróbica mejor y presentan un menor porcentaje de grasa, y b) quienes hacen ejercicio presentan una relación inversa entre kilocalorías ingeridas y porcentaje de grasa, ya sean chicos o chicas. Es decir, que quienes más comen están más delgados que quienes comen menos. En nuestra opinión, este contrasentido se debe a que quienes más comen son los que más ejercicio hacen. Hemos observado la misma relación entre la energía ingerida por futbolistas jóvenes y algunos lípidos en sangre: los que más comían presentaban un mejor perfil lipídico.

 

En vista de estos datos, nos parece vital promocionar el ejercicio físico entre niños y jóvenes con el fin de luchar contra la obesidad. También hay que mencionar que para plantarle cara a la obesidad hay que practicar ejercicio de forma regular, por lo que es importante impulsar modelos de ejercicio que puedan mantenerse a largo plazo.


5. Efectos del ejercicio físico en el aparato respiratorio

 

 

El ejercicio físico en sí mismo no tiene mucho efecto sobre la capacidad del sistema respiratorio. No obstante, un ejercicio físico regular sí que influye, ya que permite una menor ventilación durante un ejercicio realizado a una intensidad determinada. En general, si comparamos una persona entrenada con otra sedentaria, la primera necesitará menos aire en los pulmones para realizar un mismo ejercicio. Este dato resulta relevante en el caso de personas asmáticas que se enfrentan a problemas respiratorios. Hay niños asmáticos que, para evitar el malestar que les produce el ejercicio, optan por el sedentarismo. Sin embargo, ese sedentarismo les acarreará aún más problemas respiratorios, por lo que entrarán en un círculo vicioso nada recomendable. Con el fin de no caer en ese error, se recomienda practicar ejercicio físico en condiciones adecuadas. Para ello debemos tener en cuenta: que la temperatura y la humedad sean las adecuadas, que no se den factores que produzcan asma (como por ejemplo altos niveles de polen), realizar un buen calentamiento, tomar aire por la nariz y llevar un tratamiento farmacológico adecuado. Resulta muy recomendable que los niños asmáticos hagan ejercicio siempre que se cumplan estas condiciones.

 


6. El ejercicio físico y el control y la prevención de la diabetes

 

 

a diabetes mellitus es una afección consistente en altas concentraciones de glucosa en sangre. Se conocen dos tipos de diabetes: la diabetes de tipo I, provocada por una carencia de insulina y que puede detectarse desde la infancia, y la diabetes de tipo II, cuando se produce insulina pero ésta no es eficaz. Ésta última suele presentarse en la vejez, a menudo relacionada con la obesidad. Actualmente, se sabe que tanto la musculación como el ejercicio de larga duración permiten reducir el riesgo de diabetes de tipo II. En los últimos años se ha detectado un mayor número de casos de diabetes de tipo II entre niños y jóvenes, así como un mayor sedentarismo y una mayor tasa de obesidad. El ejercicio físico actúa de forma doble en estos casos: por una parte aumenta la sensibilidad de la insulina y el transporte de glucosa hacia los músculos, y por otra parte ayuda a combatir la obesidad. Aunque la pérdida de peso sea baja, la tolerancia a la glucosa mejora claramente cuando se hace ejercicio, por lo que éste vale tanto para la prevención como para el tratamiento de los casos de diabetes de tipo II.

Como aumenta el transporte de glucosa hacia los músculos, el ejercicio también permite controlar la diabetes de tipo I. Cuando los diabéticos hacen algún ejercicio, deben adaptar la dosis de insulina o antidiabéticos orales para evitar la hipoglucemia. En el caso de los diabéticos, el ejercicio debe tener en cuenta las dolencias resultantes de la enfermedad, por lo que hay que poner mucha atención al calentamiento, a la hidratación, a los niveles de glucosa en sangre y a la higiene podológica.


7. Conclusiones

Tal y como hemos indicado, el ejercicio físico posee efectos beneficiosos para niños y jóvenes. La salud es uno de nuestros tesoros más preciados, por lo que debemos recordar que un ejercicio eficaz tiene que ser regular. Debemos crear hábitos de práctica deportiva duraderos en niños y jóvenes, sin marginar a nadie y con modelos que todos puedan seguir.o >>